sábado, septiembre 22, 2007

"La caló"

Pues viene a resultar que su seguro servidor, este que lo es y les escribe, está hecho unos zorros. ¡Normal!. Cosas de toda una vida de crápula y desenfreno.
Así que mi médico me ha recetado unas pildorillas ...
-Pero, ¿otra más?, exclaman los amigos. "A este paso, agotas el Arco Iris; ¡qué las tomas de todos los colores!".
Pero cuando duele, ¡duele!. ¡Sí no lo sabrá un padre!. Y cuando en España granizan pelotones, me duelen los huesos de c...... .
Ya me advirtió el médico que lo que me recetaba para el dolor produce calor y sudoración. Unas calenturas, a modo de sofocos, que hacen que las buenas gentes me miren mal ...
-¡Claro, a sus años!
-oiga, ¿a qué años?
-A lo suyos, que está usted en la edad.. ¿O no se ha visto las canas?
-Le advierto que esto, aunque lo parezca, no es un sofoco
-¡Ya, ya! "
Y yo dale que dale al abanico... ¡Qué tengo un arte que no se pué aguantá!.

viernes, septiembre 14, 2007

Desfase

Hace cierto tiempo, decidimos un viernes acercarnos ese fin de semana a Santander. Nos gusta hacer las cosas "al su caer" y en aquel momento nos apeteció visitar la casona familiar, donde vivía sola una de mis tías.
Las sorpresas están bien, son agradables, pero en ciertos casos conviene avisar de tu llegada, no sea que te vayas a la cama sin cenar.. Así que la llamé por teléfono.
"Hooola; ¿a qué no saaabes quien va a ir a veeeeerte?".
"¡Qué sorpresa, con lo que os echo de menos!. La pena es que aquí, más que llover, jarrea..; a este paso, cuando esté en pleamar, se inunda la casa. No se sí vais a estar bien...".
(Mientras conversábamos, estábamos viendo en directo por la tele el campeonato de España de traineras, que se celebraba en "nuestra" bahía. Había un sol radiante y la playa estaba a rebosar..)
"¡Órdigas tía. Qué estoy viendo en la tele las traineras y hace un día maravilloso!".
"No te fíes hijo, que lo dan en diferido. ¡Qué ya no saben que hacer por el turismo!".
Así que comprendiendo sus razones nos fuimos a una terraza junto al Ebro, que también tiene su encanto.

lunes, septiembre 03, 2007

La Rubia y el haiga

Hoy quiero contarles algo de coches; han sido la gran afición de mi vida... Bueno, y los barcos..; ¡ah!, y también los trenes, los de verdad. Y los hoteles clásicos, con sabor ... Y las mujeres, por supuesto; en "Y yo que se" pienso escribir sobre sus miradas..
A lo que iba. Supongo que saben que es una carrocería familiar; pero ... ¿y una Rubia?. Les aseguro que he buceado en la red para enlazar alguna página referida al asunto, pero sólo he encontrado chistes sobre macizas teñidas que no saben cambiar una rueda e imágenes que me han "puesto como una moto". Y eso que las pastillas que tomo cada día impiden que mi líbido descienda más allá de los ojos..
Pues cuando era un tierno infante de mirada torva, una Rubia era un coche familiar cuyas puertas estaban chapadas en madera; de tono claro, normalmente. ¿Lo captan?. En aquellos años, acompañar a una rubia natural era tan deseable como montar en una Rubia ...
Y eso me lleva a explicarles que a los coches de lujo, grandes, "niquelaos", de "aquí estoy yo", se les conocía como "Haigas". ¿Qué por qué?.
Pues parece ser que uno de aquellos señorones iletrados estraperlistas -hoy, especuladores- fue un día a comprarse un coche y al entrar en la tienda le dijo al vendedor -hoy, comercial-: ¡Quiero lo mejor q'haiga!...
(Pienso que hoy hay tres marcas de "haigas": Los de la estrella de tres punticas, dignos de labradores barrigones; los de los aricos olímpicos, propios de quienes "de paño han llegado a toalla"; y los del circulico pintao de azul y blanco, que encandilan a quienes les encanta echar "mortadelos a la buchaca". Excepciones, las que quieran; pues, como tales, confirman la regla).
¡Donde esté un 2 CV ....!