sábado, julio 09, 2011

Obras

Pues viene a resultar que estamos de obras en casa y he perdido temporalmente el contacto con los amigos. Uno de ellos me pregunta como van las cosas; le he contestado con la carta que pueden leer a continuación, esperando que me disculpe por publicarla, pero creo que interesa que sea de general conocimiento, pues alguno de mis escasos lectores podría sacar alguna consecuencia que le fuese provechosa en el futuro.

La obra de la cocina, en si, se terminó el lunes pasado; por eso volvimos el martes. Ese mismo día instalaron los muebles, pero... La encimera se mide, corta e instala, tras tener instalados los muebles de la cocina; lo hicieron el martes por la tarde y vinieron a instalarla el jueves, descubriendo que habían cortado mal el área del fregadero...

Así que no tenemos encimera. Y sobre ella se instala luego el fregadero -con grifo, que está de excursión por la casa- y la placa vitrocerámica, y bajo ella el horno, así que ni podemos cocinar ni na de na. A más joder, desde el 5 de junio en que contratamos el empapelado y abonamos su entrega a cuenta, no tenemos noticia del empapelador; y como delante de la pared a empapelar va una alacena provenzal, no podemos recoger muchos de los cachivaches dispersos por la casa.

Pasado mañana, lunes, puede que venga el fulano que abrillantará los suelos, tras lo que será posible que los muebles y cuadros del hall y del pasillo vuelvan a sus sitios, permitiéndome llegar a la cama sin superar un enorme florero, el paragüero y una consola de caoba napoleónica -que no quiero saber como la consiguió mi abuelo-.

Todo ello, permitirá limpiar y sacar la escalera, el aspirador, la fregona (con agua) y la mopa, de la bañera. ¡Ah y que deje de ver la tele a través de las estanterías de una rinconera!. En fin..