jueves, abril 16, 2009

De viaje

Esto de viajar tiene miga. Que no sus creáis ustedes vosotros que lo de salir de casa es tan fácil. Para muchos es algo así como la conquista del Far West.. Esta mañana recordaban unos amigos un viaje que hicieron en automóvil -nombre usado por gente ya provecta- por aquellas carreteras de antes, que como ya expliqué en este artículo estaban hechas con eso de ahi'rriba, aunde s'escurre.

El hecho es que no sabían muy bien donde estaban y entonces no había Yipieish ni apariticos que nadie entiende. Como era ya noche cerrada y necesitaban descansar, se detuvieron en una casa a preguntar... Llamaron al portón, una y otra vez, y ni caso, así que decidieron continuar, aunque bastante cabreados por lo desagradable de la gente del lugar, que les había negado albergue. No mucho después llegaron a un pueblo pequeño, de esos que eran poco más que casas a lo largo de un tramo de carretera y vieron aliviados que había una fonda... Allá fueron y allí les atendieron.

Como aún les duraba el cabreo de la falta de atención que habían padecido poco antes, le comentaron al fondero la mala impresión que les habían causado quienen moraban en aquella casa en la que les habían dado la callada por respuesta...

El lugareño les escuchó con atención; hasta el final. Luego, les dijo: No se crean; que no les ha ido a ustedes tan mal. Que si llegan a darles albergue iban ustedes jodidos. Llamaron a la puerta del cementerio.

2 comentarios:

A.M. Valero Lite dijo...

Los muertos, es lo que tienen...

Pero oye,a mi me encantaría pasar una noche en un cementerio. Y de pueblo, para más inri. Estoooo....con amigos eh? Sola ni de casualidad.

Sería un revulsivo para la apatía y la ausencia de inspiración.

Cuántas cosas para contar después. Cuántas historias inentadas surgirían de tal momento!!!

Dios!! Que me acabo de descubrir la vena gótica!!!!

Silvia dijo...

Los GPS son esos aparatos que sirven para perderte, ¿no? Que aún recuerdo cierto viaje a Limpias y el trasto ese infernal diciendo que habíamos llegado, cuando estábamos en medio del monte.

Lo del cementerio... Al principio, estando sola, da un poco de mal rollo, que una siempre fue muy dada a leer historias de terror y tiene una imaginación muy fértil, pero luego, como dice Penélope son un revulsivo para la inspiración y también para un poco de melancolía.
Las lápidas son un poco incómodas para dormir, que si no hace bueno, son un poco frías y acabas con la espalda hecha unos zorros. Eso sí, los vecinos son silenciosos y no molestan mucho.

Saludos