martes, diciembre 13, 2011

La abuelita

Voy a una peluquería que atiende a mujeres y a hombres. Cuando he entrado esta tarde he visto que en la zona femenina le estaban haciendo la pelambrera a una mujer sudamericana de esas que se dedican a pasear, sin hacerles ni recontrarepajolero caso, abuelos, a los que sus hijos aún les hacen menos.

La abuela estaba sentada en su silla de ruedas. Con el abrigo puesto. Que para que perder tiempo en disponer como es debido a quien la va a palmar. La habían girado de manera que pudiese ver con facilidad la importante labor que se efectuaba en la sesera de su cuidadora. Me ha llamado la atención al entrar su inmovilidad y la fijeza de su mirada; semejaba la Esfinge de Guiza, aunque vestida, de negro y con toquilla de punto. Y la blancura de su pelo, abundante, recogido en un moño.

Cuando la peluquera ha acabado de arreglar a la cuidadora y esta se ha levantado a abonar el servicio, nuestra esfinge ha recobrado la vida. Se ha movido y con una voz clara ha dicho:

A mí, no me cobre el servicio

2 comentarios:

Silvia dijo...

Me causa mucha tristeza ver cómo personas mayores reciben ese trato y se las aparca en cualquier sitio y con cualquiera.
¿Tan desagradecidos somos algunos hijos?

currinche dijo...

Un día que ví yo a una de esas "cuidadoras" que tenía a la suya a pleno sol mintras ella estaba sentada en un banco a la sombra con más amigotas y colegas ,la pobre viejita se tapaba con una mano como podía la cara ,como ya la tenía fichada de otras veces porque siempre están un grupo en la misma plaza ,me harté y acercándome le saludé a la señora como si la conociera de siempre y apartándola del sol se lo reproché a la individua muy amablemente como si fuera un descuido de un día.La mirada que me lanzó fué asesina, pero la viejita y yo nos entendimos perfectamente.