No se si saben ustedes quien es un doctor chirrinas. En mi entorno familiar aragonés, es toda aquella persona que, sin estar capacitada para ejercer una actividad, se comporta como si fuese el mayor experto en ella. Posiblemente el apelativo provenga del área sanitaria, donde muchos parecen saber de enfermedades sin ser médicos.
Pues bien. Hete aquí que estaba quien les habla con don Oshi en la salita de relajación del gimnasio al que ambos asistimos. Y como ambos, dos, tenemos un brazo escarporniao, usease que no lo movemos como es debido, pues en mi caso "no me puedo abrochar el sujetador" -así asegura mi traumatólogo que se conoce el síndrome que disfruto-, íbamos charrando sobre lo mucho que padecemos, cual mujeres parturientas.
Y como me gusta meter mano más que a un político, le pedí a don Oshi su brazo -su mano no, que no van las cosas por ahí- para explicarle las técnicas de fisioterapia que le conducirían rápidamente a la salud. No dudó un segundo y con gesto elegante, me concedió su brazo..
Empecé a magrealo..; que si para abajo, que si para arriba, que gira, que tira, ... Yo estaba exultante; don Oshi no se quejaba y conseguía que lo moviese con facilidad en todas las direcciones. "¡Qué manos me ha dado Dios, pensaba yo. Un genio, eso es lo que soy. Medicina tenía que haber estudiado!". ¿Ves?, le dije; así, buscando la movilidad, te curarás.
Serio, como es, y con calma, me respondió: "Ya lo probaré con el brazo malo"
Pues bien. Hete aquí que estaba quien les habla con don Oshi en la salita de relajación del gimnasio al que ambos asistimos. Y como ambos, dos, tenemos un brazo escarporniao, usease que no lo movemos como es debido, pues en mi caso "no me puedo abrochar el sujetador" -así asegura mi traumatólogo que se conoce el síndrome que disfruto-, íbamos charrando sobre lo mucho que padecemos, cual mujeres parturientas.
Y como me gusta meter mano más que a un político, le pedí a don Oshi su brazo -su mano no, que no van las cosas por ahí- para explicarle las técnicas de fisioterapia que le conducirían rápidamente a la salud. No dudó un segundo y con gesto elegante, me concedió su brazo..
Empecé a magrealo..; que si para abajo, que si para arriba, que gira, que tira, ... Yo estaba exultante; don Oshi no se quejaba y conseguía que lo moviese con facilidad en todas las direcciones. "¡Qué manos me ha dado Dios, pensaba yo. Un genio, eso es lo que soy. Medicina tenía que haber estudiado!". ¿Ves?, le dije; así, buscando la movilidad, te curarás.
Serio, como es, y con calma, me respondió: "Ya lo probaré con el brazo malo"