¡Cuantas cosas se pueden apreciar si estamos atentos a nuestro entorno!. Fíjense en lo sencillo que es un simple gimnasio... ¡Pues se asombrarían si supiesen todo lo que da de si a un observador atento!.
Pedaleaba inmisericorde hace muy poco, intentando acercarme a un acuario situado frente a mí y a poco más de un metro, sin conseguir avanzar micra alguna. Así que, olvidándome de los peces de colores, paseé mi mirada por la sala, donde, dicho sea de paso, no encuentro gran motivo de alegría en estos últimos tiempos.
Pero en un instante.., ¡todo cambió!. Un muchacho, de esos que desearían parecerse a "Conan el bárbaro", pero que no pasan de ser tres cuartos de gato callejero, apareció en escena.. Vestía una camiseta blanca, con publicidad de no se que, y un pantalón negro. El hombre estaba a lo suyo, pero debía haber puesto más cuidado en el vestuario...
Y es que, en la trasera del pantalón, en la mismísima mitad, entre sus piernas, allá abajo, cual si saliese de donde ustedes pueden imaginar, flameaba a cualquier viento, orgullosa y blanquísima, la enorme etiqueta de la prenda.
Y pocos atletas se pasearon tanto en tan poco tiempo como el susodicho. Enternecedor.
Pedaleaba inmisericorde hace muy poco, intentando acercarme a un acuario situado frente a mí y a poco más de un metro, sin conseguir avanzar micra alguna. Así que, olvidándome de los peces de colores, paseé mi mirada por la sala, donde, dicho sea de paso, no encuentro gran motivo de alegría en estos últimos tiempos.
Pero en un instante.., ¡todo cambió!. Un muchacho, de esos que desearían parecerse a "Conan el bárbaro", pero que no pasan de ser tres cuartos de gato callejero, apareció en escena.. Vestía una camiseta blanca, con publicidad de no se que, y un pantalón negro. El hombre estaba a lo suyo, pero debía haber puesto más cuidado en el vestuario...
Y es que, en la trasera del pantalón, en la mismísima mitad, entre sus piernas, allá abajo, cual si saliese de donde ustedes pueden imaginar, flameaba a cualquier viento, orgullosa y blanquísima, la enorme etiqueta de la prenda.
Y pocos atletas se pasearon tanto en tan poco tiempo como el susodicho. Enternecedor.
2 comentarios:
Si soy yo, me tiro en plancha y alcanzo el acuario. Pero yo soy un poco cafre...
Lo del émulo de Conán, muy frecuente, que todos podemos tener un descuido. Aunque hay descuidos intencionados...Yo conozco a toda una señora (o de eso presume, de señora con posibles) que estuvo con una etiqueta colgada de un bolso de marca. Según ella, sin darse cuenta. Yo estoy convencida de que lo hizo para que supiéramos el precio y que no era una imitación. Y no soy la única de los asistentes que pensó eso...
"desearían parecerse a "Conan el bárbaro", pero que no pasan de ser tres cuartos de gato callejero" Genial descripción!
Publicar un comentario