Antes de la Cena notarial, asistí a la ceremonia de boda correspondiente. Algo que tiene un profundo significado íntimo se ha convertido -¡una vez más!- en un circo. Según pasan mis días, veo con mayor claridad que las personas perdemos a pasos acelerados la capacidad de sentir y disfrutar la esencia de las cosas básicas y principales del vivir. No me extrañan sus consecuencias..
Cuando el nuevo matrimonio descendía del altar para retirarse por el pasillo central de la iglesia y agradecer nuestra presencia con sus sonrisas -pues nos manteniamos en nuestros bancos-, observé que una lustrosa, gorda y negra cucaracha cruzaba impertérrita la alfombra roja que cubría dicho pasillo.
Lo hacía desde mi lado hacia los bancos de enfrente; en concreto se dirigía hacia unos espectaculares zapatos de tacón, forrados con una preciosa tela estampada en tonos malva, que calzaban los pies de una dama que no se coscaba de lo que se le venía encima -¿o quizá debajo?; no sé-, pues tenía puesta toda su atención en la pareja que avanzaba placenteramente hacia nosotros.
Unas parejas treintañeras situadas en el banco siguiente al mío se dieron cuenta de lo que ocurría y comenzaron a revolucionarse.. Me volví raudo hacia ellos y les dije: "¡Silencio pardiez, que estamos en sagrado!. Me obedecieron y centraron su atención, como yo, en el avance....
En estas, un hombre que se había situado junto a la dueña de los zapatos y al que conozco por ser un importante empresario comercial, se dió cuenta de nuestra expectación... Siguió nuestras miradas y vió al pobre e indefenso insecto...
¡¡¡Riaaaasca!!!. Sin inmutarse, sin que su cara reflejase odio, pasión o sentimiento alguno, planchó al bichito de un pisotón..
Me volví de nuevo hacia quienes me rodeaban.. Y abriendo los brazos, dije suavemente: ¡Todo un hombre de empresa!.
Cuando el nuevo matrimonio descendía del altar para retirarse por el pasillo central de la iglesia y agradecer nuestra presencia con sus sonrisas -pues nos manteniamos en nuestros bancos-, observé que una lustrosa, gorda y negra cucaracha cruzaba impertérrita la alfombra roja que cubría dicho pasillo.
Lo hacía desde mi lado hacia los bancos de enfrente; en concreto se dirigía hacia unos espectaculares zapatos de tacón, forrados con una preciosa tela estampada en tonos malva, que calzaban los pies de una dama que no se coscaba de lo que se le venía encima -¿o quizá debajo?; no sé-, pues tenía puesta toda su atención en la pareja que avanzaba placenteramente hacia nosotros.
Unas parejas treintañeras situadas en el banco siguiente al mío se dieron cuenta de lo que ocurría y comenzaron a revolucionarse.. Me volví raudo hacia ellos y les dije: "¡Silencio pardiez, que estamos en sagrado!. Me obedecieron y centraron su atención, como yo, en el avance....
En estas, un hombre que se había situado junto a la dueña de los zapatos y al que conozco por ser un importante empresario comercial, se dió cuenta de nuestra expectación... Siguió nuestras miradas y vió al pobre e indefenso insecto...
¡¡¡Riaaaasca!!!. Sin inmutarse, sin que su cara reflejase odio, pasión o sentimiento alguno, planchó al bichito de un pisotón..
Me volví de nuevo hacia quienes me rodeaban.. Y abriendo los brazos, dije suavemente: ¡Todo un hombre de empresa!.
3 comentarios:
Si yo hubiese estado allí (con mi bichitofobia!) te aseguro q tendrías q haber matando a la cucharacha con el tacón de la novia conmigo encaramá a la espalda!!!
(Tú eres el tio serio q suele estar en tooodas las celebraciones eclesiasticas mirando mal a la gente q habla bajito y se rie???.
Dioss q miedo Turu!)
jajajajajaj sí señor,un buen empresario y hombre de recursos.
Besos, ya veo que está todo pasado a Beta ;)
P.D.- Aggg qué asco me dan las cucarachas, no puedo con ellas..
¡¡Pobrecito bicho!! Sólo quería disfrutar de la ceremonia y ¡zas!, ni ceremonia ni nada...directa al paraíso de las cucharachas XDDD
Besos
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