viernes, junio 29, 2007

El sermón

He conocido a un joven cura párroco de un pueblo de Aragón. Tiene un gusto exquisito; su casa, amueblada con objetos que normalmente tiraríamos a la basura, pero que él ha restaurado con mimo, es una maravilla. Bien es verdad que algo ha ayudado su padre, pintor afamado, con alguna obra de arte..
Recorrimos su iglesia, nos enseñó lo oculto, los libros antiguos... Piezas semiescondidas en la arquitectura. Arte, Ciencia e Historia.

Viene a resultar que el hombre no es muy dado a perorar.. Así que en la misa mayor, cuando el sacerdote orienta a los fieles con su palabra, dijo:
En tiempo de melones, cortos los sermones
Y sanseacabó.

2 comentarios:

Cobre dijo...

Un cura listo q se ha dado cuenta q los largos sermones aburren al más pintao!.
Vaya lujazo de visita, Turu. Pocas veces se tiene la suerte de disfrutar de algo así.

Besazos!

Anónimo dijo...

Lacónico el mosén.