domingo, junio 14, 2009

¡Qué placer!

Resulta que hoy ha sido nuestro 36 aniversario de bodas y como quien no quiere la cosa, nos hemos ido a comer a un restaurante de otra ciudad. No suelo confiar demasiado en las cocinas famosas y era la primera vez que íbamos, así que he entrado "criticón"...

Resulta, también, que por esos azares que tiene la vida y que siempre saca a relucir cuando pretendemos que siga nuestros deseos y no lo que tiene dispuesto para nosotros, fui el primero que entró en el local hace ya unos cuantos años. Iba yo despendolado como de costumbre conduciendo mi coche cuando a este le reventó una rueda delantera (*).. Gracias a que uno es, poco más o menos, una especie de Juan Manuel Fangio -¡perdón maestro, pero algo tengo que decir para ligar!- salí con bien ... de la carretera hacia unos prados cercanos. Un hombre amable me auxilió y me acogió en lo que tiempo después fue el famoso restaurante de hoy, que entonces aún no se había abierto al público.

El menú, asequible; 118 euros. ¿Caro?. Pues que quieren que les diga.. ¿Es caro Cristiano Ronaldo?; ¿es mal negociante Florentino Pérez? (Pueden responder a lo anterior basándose en el dinero que ha ganado Florentino a lo largo de su vida y el que se ha embolsado usted, prodigio financiero).
Y ya puestos, hemos comido a la carta. Ana -la jefe de sala- me ha ofrecido fuera de aquella alguna que otra cosilla y en honor de mi Anónima favorita he seguido sus consejos.. Así que una rubia uniformada totalmente de negro se me ha acercado insinuante y, tras pedirme permiso, ha procedido a colocarme, anudándolo suavemente en mi cogote, un hermosísimo y gran babero de color blanco.

He comenzado a ronronear de placer cual minino satisfecho... La cara de los comensales de la otras tres mesas lo decía todo.. ¡Anonadados!. Y reconozco que me entusiasma "escachifollar" cuanto puedo a estos individuos que basan su presencia en el dinero, sin saber hacer la O con un canuto.

Y he rematado la faena, armado de las correspondientes pinzas y bidente, comiendo y chupando despacito unos jugosos y gordísimos caracoles estofados con chistorra. Mi placer se ha consumado cuando otro señor, así, guapetón, como yo, ha solicitado el babero a la hora de comerse el rodaballo.

Nota para las señoras.-: Ni el del rodaballo ni yo hemos manchado el babero. Ni una mota.

(*) Técnicamente, solo puede reventar una rueda compuesta de llanta, cubierta y cámara dentro de esta. Cuando, por la razón que sea, la cámara estalla, hace que la cubierta reviente y quede solo la llanta, privando al vehículo de ese apoyo.
Si se trata de una rueda directriz y motriz, como era mi caso, se va rápido y hoy escribo esto, alguna Mano ha tenido que protegerme hasta el absurdo.

5 comentarios:

Silvia dijo...

¡Qué tontunadas! No necesitas presumir así para ligar...

¿Has comido bien? ¿Era de calidad la comida y disfrutaste de ella, como parece? ¿Era bueno el servicio? Pues entonces no es caro.

A mí lo que me has dado ha sido una envidia...¡¡Me chiflan los caracoles!!

Un besazo

Cafe au lait dijo...

¡Dónde va a parar! Esos caracoles son infinitamente más apetitosos que cuarto y mitad de muslamen de Ronaldo.

Anónimo dijo...

Eso de que son mejores los (babosos )caracoles que el muslamen de Ronaldo ....ejem ,seguro que lo dice un chico!

alelo dijo...

Caracoles ¿con quéeeeeee? ¿Con chistorra? Eso tengo que probarlo, si no está muy lejos.

Un abrazo.

Ana María dijo...

Muchas felicidades caballero, ¿a por otros 36? :).

Un achuchón