Un amigo se ha comprado un canapé. Un chisme de esos sobre el que se coloca un colchón. Y como ya tenemos unos años y somos gente preparada, el modelo que ha adquirido es de esos abatibles o basculantes o como se llamen; más o menos como este.
Como le hacia ilusión estrenarlo, acordó con la tienda que se lo llevasen a casa cuanto antes. Lo compró un viernes y haciéndole un favor, se lo instalaron el sábado en casa. Como habían quedado, lo mismo que le dejaron el nuevo, se llevaron el viejo somier donde dormía...
Cuando se quedó solo, lleno de ilusión, alborozado como un niño, se dispuso a probarlo. Soltó algo, presionó no se que, alzó la parte superior acompañándola con la mano mientras ganaba altura .... Muy bonico. Quedó como en la foto que habrán podido ver pinchando el enlace.
Calculó que allí podría guardar muchas cosas. Sonrió. Y satisfecho decidió bajar aquello a su posición horizontal. Ufffff... Aggggghhhh... Imposible; ni se movía. Por muchos intentos y probatinas que hizo el canapé mantuvo su tapa alzada cual novio primerizo.
LLamó a la tienda. Sábado, ¿recuerdan?. Silencio... No tuvo valor para acostarse dentro del cajón, por si se hacia realidad la escena de aquella vieja película en que el propio quedaba aprisionado al descender inopinadamente la tapadera, ni a estas alturas estamos para dormir en pendiente con los pies apoyados en ese asa tan mona, cual choricico en secadero.
Así que durmió en el sofá, cual marido sorprendido in fraganti.. Y con el calor que hace por aquí, sin manta ni ná. Vamos que no pegó ojo.. Y se lo cuento para que aprendan y escarmienten en cama ajena.
Como le hacia ilusión estrenarlo, acordó con la tienda que se lo llevasen a casa cuanto antes. Lo compró un viernes y haciéndole un favor, se lo instalaron el sábado en casa. Como habían quedado, lo mismo que le dejaron el nuevo, se llevaron el viejo somier donde dormía...
Cuando se quedó solo, lleno de ilusión, alborozado como un niño, se dispuso a probarlo. Soltó algo, presionó no se que, alzó la parte superior acompañándola con la mano mientras ganaba altura .... Muy bonico. Quedó como en la foto que habrán podido ver pinchando el enlace.
Calculó que allí podría guardar muchas cosas. Sonrió. Y satisfecho decidió bajar aquello a su posición horizontal. Ufffff... Aggggghhhh... Imposible; ni se movía. Por muchos intentos y probatinas que hizo el canapé mantuvo su tapa alzada cual novio primerizo.
LLamó a la tienda. Sábado, ¿recuerdan?. Silencio... No tuvo valor para acostarse dentro del cajón, por si se hacia realidad la escena de aquella vieja película en que el propio quedaba aprisionado al descender inopinadamente la tapadera, ni a estas alturas estamos para dormir en pendiente con los pies apoyados en ese asa tan mona, cual choricico en secadero.
Así que durmió en el sofá, cual marido sorprendido in fraganti.. Y con el calor que hace por aquí, sin manta ni ná. Vamos que no pegó ojo.. Y se lo cuento para que aprendan y escarmienten en cama ajena.
2 comentarios:
Es que son cositas que necesitan instructivo, pienso yo...
El caso es que en su momento cumplió su objetivo...el dar la satisfacción de haberlo obtenido
Tengo una mente calenturienta. Estaba pensando en lo divertido que tiene que ser echar un polvete en esa postura. Te tienes que reír un huevo...
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