Hace poco cenaba en un restaurante en Zürich cuando se me acercó un camarero distinto al que me atendía... "Buenas noches señor", me dijo en su inconfundible acento mexicano.
"Buenas noches", contesté. "Es un placer saludarle y poder hablar nuestro idioma tan lejos de casa", prosigió.
"Cierto. Un placer y una riqueza incomparable".
"¿Disfrutan de sus vacaciones?".
"No, venimos regularmente a ver a nuestros hijos; y usted, eligió trabajar muy lejos ¿no?. ¿De qué estado es?".
"Soy yucateco, pero el trabajo está igual en todo México. Contratos muy cortos y salario escaso, así que como uno sabe que haga lo que haga le despiden y le pagan poco, no hace nada. Y en cuanto puedes emigras".
Lo barato siempre sale caro a medio y largo plazo. Sólo quien cree que la economía es comprar a 2, vender a 4 e ir tirando con ese 2%, lo prefiere. Economías en desinversión, generadoras de sufrimiento, cuyos empresarios -sí se les puede regalar ese nombre- no parecen entender que sólo se paga de más lo que no se produce o carece de calidad. En el "Downtown" del desarrollo son sólo pedigüeños en una esquina apartada.
"Buenas noches", contesté. "Es un placer saludarle y poder hablar nuestro idioma tan lejos de casa", prosigió.
"Cierto. Un placer y una riqueza incomparable".
"¿Disfrutan de sus vacaciones?".
"No, venimos regularmente a ver a nuestros hijos; y usted, eligió trabajar muy lejos ¿no?. ¿De qué estado es?".
"Soy yucateco, pero el trabajo está igual en todo México. Contratos muy cortos y salario escaso, así que como uno sabe que haga lo que haga le despiden y le pagan poco, no hace nada. Y en cuanto puedes emigras".
Lo barato siempre sale caro a medio y largo plazo. Sólo quien cree que la economía es comprar a 2, vender a 4 e ir tirando con ese 2%, lo prefiere. Economías en desinversión, generadoras de sufrimiento, cuyos empresarios -sí se les puede regalar ese nombre- no parecen entender que sólo se paga de más lo que no se produce o carece de calidad. En el "Downtown" del desarrollo son sólo pedigüeños en una esquina apartada.